Malas perspectivas en Durban

Martin Khor
La conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que se está celebrando en Durban completó la primera de las dos semanas del encuentro. Las perspectivas acerca del resultado parecen sombrías. Los dirigentes políticos llegan esta semana para enfrentar una serie de temas problemáticos.Es probable que se hagan acuerdos y se anuncien algunos logros, pero lo cierto es que no serán suficientes para hacer frente a la situación climática, que en los hechos empeora.

El tema más candente es el destino del Protocolo de Kioto. En octubre de 2009 Global Trends anunció que los países ricos estaban planeando deshacerse del Protocolo. Desde entonces, Japón, Canadá y Rusia han expresado que no quieren asumir un segundo periodo de compromisos luego de que expire el primero el próximo año.

Los países en desarrollo han estado luchando para conservar el Protocolo de Kioto y para que la reunión de Durban no signifique su entierro. De acuerdo al Protocolo, todos los países desarrollados, salvo Estados Unidos, se comprometieron a reducir sus emisiones en determinado porcentaje.

En las conversaciones de la semana pasada, la Unión Europea presentó algunas ideas para mantener apenas vivo el Protocolo de Kioto, a través de una decisión o declaración que significaría una enmienda de las metas de reducción de emisiones para un nuevo periodo a partir de 2013.

Pero incluso para esto la Unión Europea quiere obtener una concesión enorme: que todas las “economías principales” acuerden iniciar las negociaciones para llegar a un nuevo acuerdo jurídicamente vinculante que tendrá efecto en 2020.

Estados Unidos no es afín a ningún tratado que lo obligue a tener objetivos de reducción de emisiones. Abandonó el Protocolo de Kioto hace años, cuando el Congreso no aceptó adherir a un tratado sobre el clima.

Estados Unidos dice que puede sumarse a un nuevo acuerdo, pero exige la condición imposible de que los principales países en desarrollo también asuman compromisos de reducción de emisiones similares a los de los países desarrollados.

No hay una definición unánime acerca de cuál es una “economía principal”. Entre los países en desarrollo, se apunta a los que tienen grandes poblaciones. Pero sobre una base per cápita siguen siendo países en desarrollo, algunos de ellos de bajos ingresos.

Según datos del FMI, en 2010, de 184 países, India se ubicó en el puesto 132 en materia de PIB per cápita. Su nivel era de 1.370 dólares, comparado con los 46.860 dólares de Estados Unidos. En 2008, India se ubicó en el puesto 138 en emisiones per cápita de dióxido de carbono; su nivel de 1,5 toneladas se compara con las 17,5 toneladas de Estados Unidos, según datos de las Naciones Unidas.

Es una economía “principal” o emisora por su gran población (1.200 millones), de lo cual difícilmente pueda ser culpada. Pedirle a India que asuma las mismas obligaciones que los países desarrollados, con ingresos per cápita treinta veces mayores y por encima de diez veces más de emisiones per cápita es muy injusto.

Por eso no causa sorpresa que países en desarrollo como China, India y Brasil no estén dispuestos a ceder ante las presiones para adoptar los mismos compromisos que los países ricos como condición para que éstos mantengan sus compromisos actuales.

Queda por ver cómo terminará la historia del Protocolo de Kioto. No es previsible por ahora una muerte rápida, por las protestas que generaría y la mala fama que le daría a los responsables. La alternativa es mantenerlo en terapia de reanimación.

En la primera semana de Durban, los países desarrollados continuaron con su tentativa de poner la carga de reducir las emisiones mundiales en los países en desarrollo.

La idea original de que todos los países desarrollados reducirían colectivamente sus emisiones en un porcentaje determinado (los números negociados fueron entre veinticinco y cuarenta por ciento, o más de cuarenta por ciento para 2020) y que cada uno haría un esfuerzo comparable al de los demás, ya no existe, y no está siquiera mencionada en las conclusiones preliminares de la conferencia dadas a conocer el 3 de diciembre.

Pero hay numerosas páginas sobre cómo los países en desarrollo asumirían nuevas obligaciones de informar sobre sus emisiones y acciones y el monitoreo de las mismas, y cómo estarían sujetos a evaluación internacional.

La conferencia de Durban debate también cómo poner en funcionamiento un nuevo fondo para el clima. Subsisten diferencias sobre su gobernanza, pero si hay acuerdo, podría ser un éxito visible de Durban. Sin embargo, a muchos les preocupa que, en principio, sería una estructura bastante vacía ya que cada vez escasea más la financiación de los países desarrollados, con la inminente recesión económica.

Otros tres temas clave – equidad en la distribución del espacio para el  desarrollo sustentable, el vínculo entre la propiedad intelectual y la transferencia de tecnología y los peligros de las medidas comerciales unilaterales– también figuran en Durban. Antes fueron centrales, pero la conferencia del año pasado en Cancún los marginó. Es un signo de lo mal que han andado las conversaciones el hecho de que muchos países en desarrollo, dirigidos por India, están dando una gran batalla para apenas asegurar estar de nuevo en la agenda.

La conferencia de Durban, que según el programa finalizará el 9 de diciembre, será más intensa y compleja a partir de la llegada de los dirigentes políticos, esta semana.

Martin Khor, fundador de la Red del Tercer Mundo, es director ejecutivo de South Centre, una organización de países en desarrollo con sede en Ginebra.

 

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