El Fondo Verde para el Clima, entre esperanza y desilusión

Se esperaba que la puesta en marcha del Fondo Verde para el Clima fuera uno de los éxitos de la conferencia de las Naciones Unidas sobre cambio climático que se celebrará en Durban (Sudáfrica). Desafortunadamente, se produjo un revés cuando el Comité de Transición, responsable del diseño del Fondo Verde para el Clima, no pudo llegar a un consenso en su informe durante la reunión final del 16 al 18 de octubre de 2011.El Fondo Verde para el Clima, con el que los países en desarrollo cuentan para respaldar sus actividades contra el calentamiento atmosférico, sufrió un revés cuando el comité encargado de su diseño no pudo alcanzar un acuerdo con respecto a las recomendaciones que se deberán presentar a la Conferencia de las Partes (COP) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) en Durban (Sudáfrica).

El Comité de Transición para el diseño del Fondo Verde para el clima celebró su reunión final en Ciudad del Cabo (Sudáfrica) entre el 16 y el 18 de octubre de 2011. Dos de los miembros, los Estados Unidos y la Arabia Saudita, rechazaron el proyecto de instrumento preparado por los copresidentes del Comité que contenía los objetivos, las estructuras de gobernanza y las funciones del Fondo Verde para el Clima.

Anteriormente, varios de los otros cuarenta miembros del Comité de Transición también habían criticado partes del informe, pero aun así no rechazaron el documento.

La incapacidad del Comité de Transición de llegar a un consenso podría asestar un fuerte golpe a la Conferencia de Durban en noviembre. Se esperaba que la puesta en marcha del Fondo fuera uno de los pocos logros de la reunión, por no decir el único.

Después del desastre de la Conferencia de Copenhague en 2009 y de la recuperación parcial de la Conferencia de Cancún el año pasado, la Conferencia de Durban necesita presentar algún tipo de logro. El problema es que existe un gran desacuerdo en lo que se refiere al asunto principal, es decir, la acción necesaria de los países para minimizar las emisiones responsables del calentamiento atmosférico.

Es posible que el Protocolo de Kioto, mediante el cual los países desarrollados (salvo los Estados Unidos) han asumido compromisos vinculantes para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, no sobreviva, ya que miembros clave, como el Japón y Rusia, han expresado que no quieren prolongarlo, y, junto con los Estados Unidos, preferirían reemplazarlo por un sistema de promesas voluntarias de los países desarrollados, mientras que a los países en desarrollo se los presiona cada vez más para que asuman más compromisos, como proporcionar información detallada sobre las medidas adoptadas.

Esto ha indignado a los países en desarrollo, quienes han proclamado que se debe hacer lo posible para salvar el Protocolo de Kioto y evitar que se le entierre en Durban. No obstante, pocos son optimistas.

Si el régimen relativo al clima se deshace, la puesta en práctica del Fondo Verde para el Clima, establecido el año pasado en Cancún podría servir de consuelo. Para ello, se le encomendó al Comité de Transición formular recomendaciones relativas a los objetivos, las estructuras de gobernanza, los métodos de trabajo, las fuentes y los usos de los fondos.

Se esperaba que la Conferencia de las Partes respaldara el informe para que el Fondo pudiera empezar a funcionar a principios del próximo año. Por ello, fue una gran decepción que, después de cuatro reuniones, el Comité de Transición no lograra alcanzar un acuerdo sobre la estructura del Fondo Verde.

Trevor Manuel, Copresidente del Comité de Transición y Ministro de la Presidencia de Sudáfrica encargado de la Comisión Nacional de Planificación, presentó un proyecto de informe hacia finales de la reunión de tres días, el 18 de octubre.

En general, los países en desarrollo quedaron satisfechos con algunos puntos del proyecto, en especial con la idea de que el Fondo tendría una personalidad jurídica independiente y una secretaría independiente, ya que, para ellos, un nuevo fondo solo tiene sentido si puede funcionar independientemente, sin depender de la personalidad jurídica o la secretaría de otras organizaciones como el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) o el Banco Mundial. Hubo, sin embargo, varios puntos con los que algunos países en desarrollo como China, Egipto, Filipinas y la India no estaban de acuerdo:

• El informe no mencionaba cómo se llevaría a cabo la votación en caso de que la Junta del Fondo no lograra un consenso, lo que dejaba todo el poder de decisión en las manos de la Junta. Se había reemplazado una versión previa del proyecto que exigía la mayoría de votos. Algunos países desarrollados habían propuesto ponderar los votos de los países según la cantidad de fondos aportados, un principio que se enfrentó a una fuerte oposición de los países en desarrollo.

• El informe le daba muy poca autoridad a la generalidad delos miembros del Fondo, es decir, a la Conferencia de las Partes, en la que los países en desarrollo son una amplia mayoría, y demasiada autoridad a la Junta del Fondo, en la que los países desarrollados tenderán a dominar (aunque debería haber doce miembros de los países desarrollados y doce miembros de los países en desarrollo).

• Se prevé la creación de un servicio especial para financiar el sector privado, incluso a nivel internacional, lo que podría desviar fondos destinados a los países en desarrollo hacia las empresas y las instituciones financieras de los países desarrollados, que entonces tendrían acceso directo tanto a los fondos como a los países en desarrollo (eludiendo así a los gobiernos). Unas “modalidades de acceso” especiales y otras “disposiciones necesarias” para el sector privado también serán establecidos más adelante por la Junta. Este texto es una versión atenuada de un proyecto de texto anterior en el que se mencionaba un sistema de gobernanza separado y diversas modalidades para el servicio del sector privado, que algunos criticaron calificándolo de “fondo dentro de un fondo”.

• Se esperaba que el Fondo proporcionara principalmente subvenciones a los países en desarrollo, complementadas por préstamos en condiciones favorables, pero los países desarrollados también querían instrumentos como garantías para la concesión de préstamos y la participación financiera en las empresas privadas a fin de “apalancar” los fondos del sector privado. Algunos países en desarrollo presentaron objeciones con respecto a estos instrumentos y en especial con el término “apalancar”, ya que consideraban que empujarían al Fondo a entrar en actividades arriesgadas y a establecer un modelo diferente. Los términos empleados en la última versión han sido modificados, pero la Junta sigue encargada de desarrollar este tipo de instrumentos.

• Inicialmente, el Fondo solo tenía ventanillas de financiación para la mitigación y la adaptación, mientras que varios países en desarrollo también deseaban ventanillas para la tecnología y la creación de capacidad. Además, los países desarrollados, con el apoyo de algunos países en desarrollo, también deseaban ventanillas para la protección de los bosques. Con la excepción de la Arabia Saudita, los países en desarrollo no se opusieron explícitamente cuando el copresidente propuso que el proyecto se presentara por consenso a la Conferencia de Durban.

Los Estados Unidos, en cambio, se opusieron claramente a la propuesta del copresidente. Previamente, había indicado varios desacuerdos con el proyecto, incluido el hecho de que se otorgaran tantas funciones a la generalidad de los miembros; que el Fondo recibiera dinero solo de los países desarrollados (quería que los países en desarrollo también contribuyeran); y que el proyecto restringiera la capacidad de participación del sector privado. Cuestionó igualmente la parte que otorgaba una personalidad jurídica independiente al Fondo Verde.

La Arabia Saudita también mencionó algunos asuntos que, según ella, necesitaban modificaciones y le impedían aceptar el proyecto. Finalmente, se acordó que el proyecto se presentaría a la Conferencia de Durban, pero no como un documento consensuado.

De esta manera, la Conferencia de las Partes (los miembros de la CMNUCC en pleno) podrá examinar el informe, y es muy posible que lo “abra” y renegocie el texto del instrumento del Fondo. Esto no sería necesariamente malo, ya que se podría mejorar el proyecto. No obstante, si los cuarenta miembros del Comité de Transición no lograron ponerse de acuerdo, será todavía más difícil que los más de ciento noventa miembros de la CMNUCC alcancen un consenso.

Puesto que había tanto en juego, algunos miembros del Comité de Transición pidieron una prolongación de la reunión o la celebración de otra reunión para alcanzar un informe consensuado, pero, finalmente, tampoco se pudo alcanzar un acuerdo para una prorrogación.

[South Bulletin 57]

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